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SOCIEDAD BASTARDA PARA LA INTOXICACIÓN...

SOCIEDAD BASTARDA PARA LA INTOXICACIÓN...

Escribe: Guillermo Peña H.

Mientras que María Magdalena debuta en el teatro esforzándose al máximo por ofrecer una gran actuación en los medios, su falta de talento la traiciona y no le brinda resultados satisfactorios para sus propósitos de deslinde y lavado de manos al estilo Pilatos, demostrando públicamente (a través de las ondas radiales) su falta de talento para el melodrama y su poca capacidad de convencimiento ante la opinión pública tras admitir solamente su responsabilidad política, más no funcional, en el escandaloso caso Qali Warma que involucra en una serie de irregularidades a su gerente de desarrollo social y hombre de confianza, Jaime Cubillas. Más aún, su estrategia es errada y mediocre al creer que con lágrimas y gemidos logrará rebatir las versiones que sostienen que ella cogobierna y comparte el poder de la comuna provincial con sus retoños y demás familiares.

Mal paso el de nuestra primera autoridad edil, quien no sólo se resiste a la verdad y niega el presunto y evidente contubernio que ejecutaron dos de sus hombres de confianza “regalándole la buena pro” a un personaje muy cercano a su entorno, convirtiéndolo en uno de sus repartidores oficiales del desayuno escolar sin contar con la logística obligatoria que exigen las normas de salubridad que velan por la integridad de los menores que consumen dichos productos alimenticios (de mala procedencia). Ya el Ministerio Público ha recogido el caso y realiza las investigaciones con estricto rigor, prometiendo ser implacable con todos los involucrados en el escandaloso tema de la supuesta y cuestionada confabulación entre dos de los integrantes del Comité Lima 4 (Jaime Cubillas y Angélica Arata, gobernadora provincial) y posterior intoxicación de más de cuarenta niños en la I.E.P. 20174 del distrito de Pacarán. 

Las declaraciones de María Montoya Conde evidencian, de la manera más burda y vergonzosa, su ignorancia adrede sobre las funciones que le competen como alcaldesa provincial y responsable del trabajo que desempeñan sus subordinados y gente de confianza que labora en la Municipalidad Provincial de Cañete (MPC), y por supuesto, asumir las consecuencias políticas y legales que ocasionan los delitos cometidos por los mismos actores. Quizá se le olvidó que Jaime Cubillas es un MIEMBRO del Comité Lima 4 en representación de la MPC. Ahora pregunto: ¿quién gobierna la MPC? Entonces díganme, ¿es una responsabilidad política o funcional?

Es muy distinto que con llantos y suspiros que aspiran la lástima se pretenda llenar los enormes vacíos de su incompetencia y complicidad que —no tengo la menor duda— le puede costar lo que ella considera más valioso que una buena imagen y relación con su población: la candidatura oficial a la reelección municipal y la expulsión del movimiento político que la llevó al poder hace tres años (Patria Joven) y que ahora, debido al descrédito y la impopularidad generada por la componenda y la masiva intoxicación, sea expulsada de esa casa política y reemplazada por uno de sus “enemigos íntimos” y exsocio político, también conocido como la joven promesa de la política cañetana; golpe bajo para la otrora última reserva moral.

Sin embargo ésta no es la única sociedad secreta que atañe a Jaime Cubillas y Angélica Arata Tasso dentro de su labor como flamantes comisionados del Programa Nacional de Alimentación Escolar, Qali Warma. En Imperial, la empresa proveedora Man & Liu S.R.L. arrastra consigo una bastarda conspiración para favorecer a familiares de autoridades y funcionarios públicos de la Municipalidad Distrital de Imperial, demostrando lo bajo que está la política local y lo indolentes que pueden llegar a ser aquellos que llegan el poder por voluntad popular y aprovechan ese privilegio para su propio beneficio. Gente que debería ingresar a gobernar para SERVIR al pueblo y no para SER VIL con él. Y este es un tema que ningún periodista o comunicador menciona en sus espacios informativos ni profundiza por no perjudicar un compadrazgo existente que le impide hacerlo. Qué cosa, no.