LA CALLE SE PRONUNCIA SOBRE SUS CANDIDATOS Y CANDIDATILLOS A LA MPC
Para quienes tienen la capacidad de razonar, analizar y observar el panorama local, la vitrina política que hoy se mira con dirección al Concejo Provincial de Cañete, sigue generado una serie de comentarios en la vía pública.
Aquellos candidatos que aspiran llegar al sillón municipal de la cuna y capital del arte negro, para un gran sector de la población que no quiere más de lo mismo, representan la miseria de los desalmados, el indigno e inmoral aprovechamiento de una sociedad peruana levantada entre la mentira, la corrupción y la traición, donde el más hábil para ingresar al Palacio Municipal “cree que Cañete es una enorme mierda que se pueden repartir a su antojo”.
Lamentablemente, expresaron los vecinos de la calle, que los llamados hijos del pueblo, que pretenden convertirse en la nueva autoridad edilicia “están lejos de entender que la palabra Cañete, debería ser sinónimo de lealtad y compromiso con la decencia y honestidad”.
Quienes están decepcionados de las diversas figuras que han pasado por la Municipalidad Provincial en los últimos años y con la experiencia de los años vividos, no dudaron en puntualizar que “los ciclos vitales de la vida son similares a los círculos viciosos de la política cañetana, en la cadena trófica, los unos se comen a los otros y en la cadena cóprica, los unos se comen la mierda de los otros”.
“ya es hora de que Cañete tengo autoridades diferentes, preparadas para asumir el reto de la transformación”, expresó otro grupo de vecinos, quienes acotaron que Cañete merece mejores candidatos al Sillón Municipal para el periodo 2011-2014.
Los llamados abuelitos, aquellos vecinos cuyas edades bordean los 70 años, expresaron públicamente que “en política la ingenuidad es un error y la indiferencia un peligro que se paga con atraso y frustración, y los peruanos en especial los jóvenes deberían reflexionar”, acotaron.
En resumen la calle, no quiere autoridades que utilicen los recursos de la comuna local, para satisfacer intereses personales, familiares y amigos de la gestión de turno y repartirse el patrimonio público con total cinismo y desvergüenza. En resumen, el pueblo no quiere a “cálatos” para manejar sus destinos en los próximos cuatro años.