LA VERDAD DE CHUI…
Escribe: Guillermo Peña H.
“¿Qué dosis de verdad puede soportar un hombre?”, fue una interpelación retórica/filosófica que alguna vez se hizo Nietzsche y —lamento caer en siguiente contraste ciertamente ofensivo y degradante— estoy convencido de que es el ingeniero Nelson Oswaldo Chui Mejía quien hoy puede respondernos a esta interrogante muy ilustrativamente al referirse a los S/.377 millones de soles que no gastó cuando presidía el GORE-LIMA hace varios años, dinero que fue devuelto al tesoro público y que pudo ser aprovechado para la ejecución de muchas más obras de las que en aquel entonces gestionó como gobernante regional, obras que —está demás decirlo— fueron imprescindibles/obligatoriamente necesarias para la población de las nueve provincias de nuestra región. No las hizo. Más grave aún, se vuelve un contrasentido cuando se trata de una persona (Chui) que disputa una segunda vuelta electoral para ocupar el mismo cargo de antaño y que pregona experiencia y liderazgo para alcanzar tal objetivo.
¿Las mentiras tienen patas cortas?, pregunto (y no lo hago para hacer alusión al personaje en cuestión). Probablemente sí. O probablemente la verdad sea algo verdaderamente más complejo como para que un montón de advenedizos (ciudadanos) puedan entenderla, algo que quizá deba compartirse en dosis pequeñas, de a pocos, a chorros, por raciones, cada cierto tiempo, de manera calculada; porque estoy seguro que para el señor Chui así debe ser, así es mejor; porque de acuerdo a su actuar y a su mensaje (modus operandi en esta campaña y declaraciones) nadie puede soportar tanta verdad, tanto sinceramiento; eso debe ser administrado.
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¿Miente Chui con "su" verdad? Voy a tratar de pensar como él, como todos sus seguidores del momento, como sus improvisados voceros, como sus colaboradores de turno, ¿ok?: «Nelson no miente; omite, algo muy convencional entre los políticos de nuestro país, entre los “encantadores de sapientes” (como coloquialmente se les suele llamar); y si todos hacen lo mismo, ¿por qué cuestionarlo a él? Es absurdo». O sea para que entiendan el particular modo de razonar de Nelson Oswaldo: «él jamás devolvió los S/. 377 millones de nuevos soles al erario por incapacidad de gestión, por incompetente. Lo que don Nelson hizo fue "dejar de gastar", que no es lo mismo y no es igual».
Por ahora nada es seguro excepto una cosa: «Los mentirosos están más cerca de la verdad». Como ciudadanos también estamos obligados, debido a las circunstancias, a aprender a administrar las mentiras, sino ¿cómo vamos a distinguir cuando nos estén mintiendo?
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